15 dic 2013

La historia de una mesa.

La mesa reposaba en mitad de un pequeño cuarto. Más que una mesa, era un revoltijo de cosas desperdigadas que amenazaban con romper la frágil madera que sujetaba todo aquello. El mueble que sujetaba todo aquel conjunto de cosas, estaba desgastado por el uso, quemado en algunas zonas y lleno de todo tipo de porquería.
Una taza de café a rebosar reposaba encima de un montón de papeles, dejando una oscura marca en lo que parecía ser apuntes de algún tipo de reunión. Aquella bebida continuaba caliente, y el humo que desprendía impregnaba la habitación de un olor familiar y acogedor.
En una de las esquinas de la mesa alguien había arrojado una fotografía de una sonriente pareja. El marco en el que reposaba la imagen estaba destrozado y uno de los cristales se encontraba manchado de un rojo rastro de sangre. La sonrisa de la mujer parecía torcida por culpa de lo deformada que había quedado la imagen. En la parte inferior de esta, se podía leer con dificultad una frase escrita con rotulador negro que rezaba “De M.A. Para mi pequeña bruja”.
Un pequeño teléfono no dejaba de sonar, en lo alto de otra pila de documentos, haciendo vibrar la mesa y amenazando con tirar la taza que se tambaleaba silenciosamente. Un hilillo de aquel líquido oscuro se deslizó por la taza y los papeles, llegando a una carta bastante manoseada, como si hubiese sido arrugada y alisada varias veces consecutivas.
Un montón de pañuelos de papel usados se extendían a lo largo de la mesa, impidiendo averiguar el color del escritorio. Bolígrafos y otros materiales estaban desperdigados, dejados allí como si su dueño hubiese salido presurosamente. Lo que más resaltaba de aquella mesa era un escrito cuidadosamente subrayado con un bolígrafo fluorescente, en el que las palabras se leían con dificultad por culpa de los borrones que habían provocado lo que parecían ser lágrimas. El título del documento le quitaba la respiración a cualquiera. “Testamento del Sr. Miguel Ángel de Diego”. 

Estupideces que salen de un escritorio...

No hay comentarios:

Publicar un comentario