28 oct 2011

La muerte

Hoy, en clase de música, una amiga nos ha dado una mala noticia. Su padre, había muerto. Ya teníamos sospecha de aquello, puesto que andaba gravemente enfermo desde hacia un tiempo y la amiga en cuestión, faltaba mucho últimamente, y cuando venía, tenía la mirada ausente, pero escuchar aquellas palabras salir de su boca era como una patada en el estomago. Aquello me hizo pensar. La muerte. Uno de los mayores misterios del mundo. Nadie había vuelto de "el más allá" para contar que había, y los pocos que supuestamente lo habían hecho, estaban ingresados en manicomios o se callaban por miedo a la reacción de su alrededor. "No hay pruebas" pensamos, pero bien, tampoco hay pruebas de que no sea cierto.
Que alguien importante se muera, es muy duro, lo digo por propia experiencia. Muchas veces se me han muerto animales, pero hay uno que me marcó de por vida. Mi gato Mino. Fue el gato que me vio nacer. Y yo se lo correspondí viéndole morir. Todo sucedió hace dos años, cuando yo apenas tenía doce años. El andaba muy flacucho, no comía y casi no lograba saltar para acurrucarse en su sillón favorito. Yo me preocupaba bastante, pero no le daba demasiada importancia. El gato tenía casi veinte años, y no era la primera vez que rehusaba comer. Una noche, cuando este estaba en mi cama, me levanté sigilosamente y me dirigí hacia el cuarto de mis padres. Estuve un rato sacudiendo a mi madre, hasta que esta se levantó, aún soñolienta.
"Mamá, Mino se está muriendo". Esas fueron mis palabras exactas. Ella me miró extrañada, pero me siguió hasta mi cuarto, agarrándome la mano en ademán protector. El gato estaba en la cama tumbado y con espasmos. Mi madre me dijo que le cogiese, y yo me tumbé en la cama y le abracé con cuidado. Los espasmos fueron menores, pero el gato seguía jadeando. Mi madre se acostó a mi lado, y pasamos la noche sin  decir palabra, las dos con la mirada fija en el gato, que se iba muriendo poco a poco. Al día siguiente, solo quedaba de el su cuerpo muerto.
Quizás el haber visto como moría disminuyó el  dolor que sentía, pero aún asi, puedo recordarlo como una de las peores experiencias de mi vida. Desde entonces, tengo una visión bastante distinta de la vida, pero sobretodo, de la muerte. A veces,el dejar este cuerpo y esta vida, puede considerarse una buena opción, pero en los momentos en los que el suicidio o la muerte en sí me ha tentado, siempre me he preguntado: "¿Y si mi vida mejora, cambia, y luego me arrepiento? ¿Y si, después de este bache que estoy pasando, realmente, estaré mejor?".... que decir... a veces uno piensa que suicidarse es la mejor opción, y no dejo de pensarlo a cada instante... estar en un bache interminable no ayuda. Y sufrir tampoco. ¿Cuál será la mejor opción?

5 comentarios:

  1. ¡Buenas! he echado un vistazo a tu blog y debo de felicitarte porque, realmente ¡Esta fantástico! solo quiero que sepas que tienes una nueva seguidora, pásate por mi blog si te interesa: http://www.elblogderidley.blogspot.com/ espero que te guste, Un saludo y mil besos! :)

    ResponderEliminar
  2. gracias ^^
    me pasare por tu blog en cuanto encuentre un rato, tenlo por echo ;)

    ResponderEliminar
  3. Perfecto :)
    espero que haya pronto una nueva entrada a tu blog, creo que todos lo estamos deseando :)

    ResponderEliminar
  4. Un texto precioso. la verdad es que empiezas fuerte. Algo interesante: no toda la gente que haya vuelto del "más allá" acabó en manicomios. Existen estudios muy serios hechos sobre personas muertas clinícamente y que volvieron a la vida y contaron sus experiencias. Si te interesa puedes leer a la doctora Elizabeth Kübler-Ross "la muerte un amanecer". ¡Tengo ya ganas de leer otro artículo tuyo.

    Laure, tu fan.

    ResponderEliminar
  5. gracias por tu comentario Laure.
    Espero encontrar algo de tiempo libre para leerme el libro que me recomiendas, pero con todo esto de los examenes.... ya se sabe.
    espero encontrar mas tiempo libre para dedicarme al blog, que como veo esta teniendo cierto exito.
    muchas gracias

    ResponderEliminar